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arquitecto donostia: proyecto obra nueva: pabellon

PROYECTO

Pabellón para la bienal internacional de arquitectura Mugak

proyecto realizado en colaboración con los arquitectos: Juan Echeverria, Teresa Meana, Juana Otxoa-Errarte, Claudia Penesse, Montse Puig y Judith Ubarrechena

Localización

Plaza Zuloaga, Donostia-San Sebastián

Fecha

2019

Superficie

120 m2

Fotógrafo

Jorge Allende

En el contexto de la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi MUGAK celebrada en Donostia-San Sebastian entre el 10 de octubre de 2019 y el 12 de enero de 2020, se construyó un pabellón temporal en la Plaza Zuloaga, situada al noreste de la Parte Vieja de la ciudad.

El principal objetivo de la construcción de dicho pabellón fue dar mayor visibilidad al contenido de la exposición y extender al propio corazón de la ciudad la reflexión y la puesta en crisis del modelo de vivienda actual. El contexto de la Bienal MUGAK dedicada mayoritariamente a la vivienda contribuyó también a ahondar en la reflexión de cómo tendrían que ser los hogares para adaptarse a las necesidades reales de la sociedad del siglo XXI.

La implantación del pabellón se realizó en función de las características urbanas de la plaza y los edificios que la componen; se respetaron los edificios que circundan la plaza, pues se trata de edificios de entidad como el Museo San Telmo o la Iglesia San Vicente, pero al mismo tiempo el pabellón se situó lo más próximo posible a los flujos de gente predominantes en la plaza, es decir, al lado de la Calle San Juan y las zonas de circulación que llevan a los visitantes hasta el Museo San Telmo. Cabe mencionar también que no se modificó ningún elemento urbano de la propia plaza, y tras el desmontaje del pabellón, la plaza quedó tal cual se encontraba antes de la construcción del mismo.

Sistema constructivo, dimensiones y formalización

El pabellón en su totalidad ocupaba un espacio en planta de 122,35 m2 y tenía una altura máxima de 5 metros en su eje longitudinal central. Lo formaban una base de 120 mm de espesor de madera contralaminada (CLT) de pino radiata de la zona, 7 pórticos idénticos también de madera contralaminanada y sección variable de 7 metros de luz, una serie de correas horizontales de madera de 160x100 mm de sección, y una envolvente exterior compuesta por chapa minionda lacada en color negro en fachadas laterales y cubierta a dos aguas, y láminas de policarbonato fijadas a una subestructura de madera en ambos testeros. El pabellón lo completaban una puerta de estructura de madera rematada mediante chapa minionda en su cara exterior, y una rampa que mejoraba su accesibilidad realizada mediante tableros de madera OSB. 8 tirantes de madera rigidizaban la estructura para resistir los fuertes vientos provenientes del mar Cantábrico, mientras que el canalón oculto realizado en base de madera bajo la necesaria impermeabilización mantenía la pureza del volumen, creando una pieza arquitectónica compacta, que cedía toda expresividad a su espacio interior, así como al contenido de la exposición a la que dió cobijo.

Su forma, y en especial su sección transversal y la forma de los testeros laterales, evocaban la silueta habitual de lo que es una vivienda que hay instalada en la mayor parte del imaginario colectivo, intentando anticipar el contenido de la exposixión que albergaba en su interior antes de que los visitantes entraran en la misma. La luz proviniente de los testeros revestidos con policarbonato traslúcido incrementaba la presencia de esta silueta mientras se visitaba el interior del pabellón.

Un sencillo quiebro facilitó la implantación del pabellón en la plaza, respetando al máximo la circulación natural de los viandantes en su entorno inmediato. Al mismo tiempo, enriquecía la experiencia interior de los visitantes, generando un espacio interior sugerente, poco habitual, e incluso estimulante.

Ensamblaje y segunda vida

El montaje del pabellón se realizó ensamblando sus componentes totalmente en seco, en un periodo aproximado de 6 días; el ensamblaje de la estructura de madera se realizó en 2 días, mientras que la envolvente exterior de chapa minionda de acero y placas de policarbonato, junto con los remates y la instalación de electricidad, se llevó a cabo en unos 4 días. La construcción en seco convirtió la construcción del pabellón en un proceso reversible, por lo que se desmontó el pabellón pieza a pieza tras el periodo que duró la exposición.

Uno de los mayores handicaps de la arquitectura efímera es el destino de sus componentes una vez finaliza su vida útil. En este sentido, era muy importante para los promotores de la actividad, se puede decir que incluso una prioridad, dar una segunda vida al pabellón construido. El poder desensamblar la totalidad del pabellón en un periodo de tiempo muy breve sin lastimar sus componentes permitió trasladarlo a una nueva parcela, y darle un uso distinto al de espacio expositivo que tuvo durante la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi MUGAK.